
Esto me decía alguien que está empezando en el mundo del copywriting el otro día:
“Eso de los testimonios en una página web… ¿es necesario? ¿realmente funciona? Quiero decir, entras en la página y todos hablan de lo bueno y maravilloso que es… no sé… a mí no me parece creíble”.
Me ponía el siguiente ejemplo:
“Cuando entro a Booking.com o Tripadvisor, veo opiniones buenas y opiniones malas. Esto me da credibilidad, pienso que son personas reales las que están escribiendo ahí”.
El debate está servido. Yo más allá de opiniones, tengo datos. Datos de todas las páginas que he redactado y de las que he comentado con otros compañeros.
Los testimonios venden.
Venden mucho.
Más de lo que nos podrían imaginar.
Y no es algo nuevo: en las campañas de marketing directo por correo ordinario de los años 60, en Estados Unidos, enviaban junto a la oferta promocional varias páginas (dos, tres, cuatro) de personas opinando sobre el producto.
Eso en los 60. Ahora no es complicado ver una estrategia que incluye una página SOLO con testimonios.
No vale cualquier cosa, claro. Tienen que ser variados, tocar puntos de dolor, transmitir beneficios. Tampoco vale ponerlos en cualquier lado: un gran poder (los testimonios) conllevan una gran responsabilidad.
Te cuento qué hago yo para sacarles el máximo rendimiento
1- Pedirlos bien: tener una encuesta para que me digan cosas a las que voy a poder sacarle rendimiento
2- Organizarlos: por tipos de cliente, por género, por edad
3- Distribuirlos en la página según la temática. Si hablas de tu ubicación, meter un testimonio que avale esto y así.
4- Nunca dejes de pedir y generar nuevos testimonios y utilízalos en páginas, emails, redes sociales e incluso en el punto de venta
También puedes no hacer nada de eso y dejar que yo lo haga. A corto plazo te saldrá más caro. A medio plazo, te compensará mucho. A largo plazo…
Haz clic para ir al formulario y flipar con el retorno a largo plazo
Un abrazo
Ricardo
PD: Es viernes, estamos en Fase 1 o Fase 2 y ni tú ni yo queremos ponernos ahora a trabajar. Dale a “posponer email” y el lunes, con tu café de por la mañana, lo vuelves a leer.