
Así, como te lo cuento.
Esto es lo que me pasó ayer por la tarde, a eso de las 20:00. Estaba tumbado en el sofá viendo La Vida Moderna, con los ojos medio cerrados (que todo el día delante de la pantalla, se nota) cuando, a mitad del programa, se corta y escucho una voz que conozco.
No puede ser, me digo.
Y como el 99% de veces que dices “no puede ser”… sí podía ser.
Ese anuncio lo había escrito yo. El guión, los subtítulos, lo que estaba diciendo.
Yo, que solo quería desconectar del trabajo, ahí estaba, en Youtube, viendo un vídeo que yo mismo había guionizado.
Como decimos por aquí, qué fort!
El tema es que, cuando pasaron los cinco segundos de rigor (los que te obliga Youtube a ver), lo pasé y seguía con mi momento de desconexión. Esos cinco segundos son clave.
Es lo que separa seguir de parar.
Lo que separa “a ver qué dice este tío” de “me la suda lo que diga ese tío”.
Y lo que puede separar una venta de una no-venta.
En Youtube son los primeros cinco segundos. En una página web, el titular. En un email, el asunto.
Frases cortas. Tiempos cortos. Pero que tienen taaaaaaanta importancia que deberías estar horas y horas pensando en ellas.
Yo por ejemplo, hasta que no tengo una lista de (mínimo) 50 titulares, no me atrevo a empezar una página de ventas.
Si alguien te dice “es solo una frase” y te la da rápido, sé tú más rápido: huye y no mires atrás.
Para que las cosas funcionen, necesitas tiempo
Copywriting de alguien que dedica mucho tiempo a los titulares
Un abrazo
Ricardo
PD: La campaña con este cliente acaba de empezar, así que probablemente seguiré viendo sus (mis) anuncios en Facebook, Instagram y Youtube. Quizás un día de estos te desvelo quién es.