En tren ando

Leía el otro día a Joe Vitale tratar el tema del humor a la hora de escribir.

 

(Por si no lo conoces, Joe Vitale es uno de estos copywriters americanos que vende millones de dólares con sus cartas de venta).

 

Hablaba sobre los titulares, pero lo extendía a cualquier página de venta o email. Decía que el humor es una cosa peligrosa (estoy de acuerdo) y que por tanto había que evitarlo a toda costa. A no ser que el chiste fuera totalmente blanco y fuera a gustar 100% a tu audiencia. Este copy ha ganado millones de dólares con algunas de sus campañas, así que sabe lo que dice.

 

Pues oye, que yo no estoy de acuerdo.

 

(Y no soy el único).

 

Sí coincido en que el humor es cosa complicada de tratar. Pero si un chiste va a gustar al 100% de la gente… lo siento, pero tan bueno no será.

 

De hecho, NADA de lo que digas va a gustar CIEN POR CIEN a tu público.

 

Aunque sean gruppies totales.

Aunque sean clientes desde hace más de cinco años.

Aunque nunca jamás te digan nada malo.

 

Para mí el humor es un recurso muy válido, tan válido como la emoción o el miedo. Y bien utilizado, es letal. Yo sigo y admiro a personas simplemente porque me hacen gracia. Y si me vendieran algo, probablemente lo compraría por este mismo motivo.

 

Hay que saber usarlo, claro. No me veo yo a Broncano saludando al rey mientras le cuenta un chiste. O que le pregunte cuánto folla a la madre de su pareja el primer día que se conocen.

 

No.

 

El humor hay que saber cómo y cuándo usarlo.

 

Mira este asunto, por ejemplo.

 

Podría decirte que es porque escribo el email en un tren, el primero que cojo desde hace más de tres meses.

 

O que lo escribo porque he vuelto a mi rutina de ejercicio. 

 

En tren ando.

 

Entrenando.

 

A mí me hace gracia. A mis amigos, cuando se lo conté, no.

 

A ti, pues igual sí, igual no.

 

Cuando trabajo en un proyecto me meto al máximo en el cliente para el que estoy escribiendo. Si me dice que hace chistes, pues igual cae algún chiste. Y si veo que el público reacciona bien, pues igual caen más.

 

Si eres más serio pues oye, nos quedamos serios.

 

Copywriting con dosis (justas) de humor.

 

Un abrazo

 

Ricardo

 

PD: Para mí, esta es una de las claves de un buen copywriter: adaptarse al cliente. Que yo sea o no gracioso o me guste o no me guste contar chistes, no importa. Importas tú. Click arriba y lo vemos.