De niño de los recados a cliente recurrente

Mis padres han tenido, desde que yo era pequeño, una papelería de barrio. 

 

De estas que se llenan en septiembre de libros de texto, en navidad de regalitos y durante el resto del año de libros (muchos libros), mochilas y material de oficina. 

 

Y claro, cuando llegaban nuestras vacaciones (las mías y las de mis hermanos), tocaba echar una mano en la papelería

 

Que si pásame este boli por aquí.

 

Que si acompañame a repartir estas cajas de papel por allá.

 

Agarra la carretilla para llegar allí. 

 

Acompáñame a la distribuidora de libros.

 

Y así unas cuantas más

 

 

Pues bien, uno de esos clientes a los que yo subía a llevarles cajas de papel (las cuales pesaban mucho y tenían un agarre de plástico que te destrozaba la mano) era una asesoría. 

 

Más concretamente, la asesoría del negocio familiar

 

Me he acordado hoy de esto mientras gestionaba varias facturas (cosas de autónomos) y se las enviaba… a esa misma asesoría

 

El niño que subía cajas de papel y pedía que firmaran el albarán (sin saber qué era un albarán), ahora les envía facturas de clientes reales. 

 

 

¿Qué tiene que ver esto con el copywriting? Pues que esto también me ha pasado a nivel profesional. 

 

He pasado de pasar por lanzamientos como espectador a diseñarlos y escribirlos. 

 

De ser alumno en una formación de copywriting a ser tutor en ella.

 

Y aunque de vez en cuando sigo llevando cajas de papel, he pasado de niño de los recados a niño de las facturas. 

 

Quizás ahora tu negocio está en un punto y quieres llevarlo a otro. El copywriting te ayuda a eso. 

 

Copywriting para subir de nivel

 

Un abrazo

 

Ricardo

 

PD: A veces me gusta enseñar una página antes y después de pasar por mis manos. No solo eso, sino que también los números que conseguía antes y los de ahora. 

 

Las diferencias saltan a la vista, jurao’.