Cortarse el pelo en casa aumenta las ventas

Esta historia es 100% real.

 

Como todas las que cuento, vamos. Pero queda bien arrancar con eso, ¿a que sí? Le da un PLUS de veracidad. 

 

Al lío. 

 

A mí de pequeño mi tía me cortaba el pelo. Cada dos o tres meses, venía a casa y primero mi hermano y luego yo (o viceversa) pasábamos por la maquinilla, dejábamos el baño lleno de pelos y a jugar. 

 

Mi tía no era peluquera. Ni le había cortado el pelo a nadie antes que a nosotros. Mi madre no se atrevía a cortarlo “por si no le salía bien”. Pero oye, mi tía cogía maquinilla y tijeras y pa’ alante.

 

Esto cuando era pequeño. 

 

Luego crecí y el pelo me lo cortaba en la peluquería. El resultado era muy bueno, claro. Y una peluquería (con su olor característico, el palique de la gente y las revistas en la mesa) mola. 

 

Llegó el confinamiento y a las pocas semanas mi pelo estaba para cortar. Acababa de llegar a Barcelona y ni conocía una peluquería ni me apetecía “saltarme” el confinamiento por eso. 

 

Lo hablé con mi compi de piso y se animó a cortarlo. 

 

Luego dijo que no, que a ver si iba a hacer un desastre. 

Luego volvió a decir que sí. 

Luego no y, finalmente, sí. 

 

Estuvimos una mañana viendo tutoriales para cortar el pelo. Que si pon la maquinilla así, que si este corte por allá, que si la orientación del pelo asá. 

 

El resultado final fue bueno, pero la lección que me vino a la cabeza, más. 

 

¿Por qué?

 

Porque pensaba en mi tía cortándonos el pelo cuando éramos pequeños. Con una maquinilla vieja de mi padre, sin Youtube, sin tutoriales… y sin dudas. 

 

Ella iba, veía, cortaba, y a otra cosa. 

 

Esta actitud, a veces, me gusta. Veo personas que necesitan ver ocho vídeos, leer treinta blogs y hablar con quince personas antes de siquiera empezar el asunto de un email. 

 

Parálisis por análisis, lo llaman los expertos. 

 

Formarse está bien. Muy bien. 

 

(Yo de hecho estoy preparando un curso online ahora que, si te gusta, podrás hacer en unas semanas). 

 

Pero esto no quita la importancia de tomar acción. Cortar el pelo, escribir un email o lanzar ese servicio sobre el que llevas meses dando vuelta. 

 

Y si a la hora de tomar acción, necesitas ayuda.

 

Rellenas este formulario y actuamos juntos

 

Un abrazo

 

Ricardo

 

PD: Ahora mi compañera de piso se ha venido arriba y, aunque hayamos pasado de fase, insiste en seguir cortándome el pelo. ¿Le dejo?