
Una de las cosas más chulas del email marketing (al menos para mí) es que un email siempre llega.
Un post en Facebook o en Instagram, puede perderse por el algoritmo. Un post para Google, igual, quedar perdido entre marañas de SEO. Pero un email siempre va a tu bandeja de entrada.
Puedes abrirlo o no, pero ahí está.
Lo que nunca sabes es si irá a la bandeja principal o a la de SPAM/Promociones/Correo no deseado.
Digo que nunca lo sabes porque, aunque hay pistas (palabras prohibidas, cierto tipo de imágenes, etc.), no conozco a nadie que consiga que el 100% de sus emails lleguen a la bandeja principal.
Yo estoy suscrito a mis emails diarios con tres cuentas.
¿Por egocentrismo? No. Para comprobar este tipo de cosas.
Y hace dos días, el email que envié con el asunto “19:30” cayó en el SPAM de dos de ellas. Lo intuía (un email solo con números, sin nada de texto, es peligroso), pero quería comprobarlo.
Otra.
El miércoles me escribió Ana. Llevaba más de dos semanas esperando la guía de copywriting turístico que envió cuando alguien se suscribe.
Dos semanas. Qué vergüenza.
Reconocí mi error, le pedí perdón y se la envié.
Le expliqué que a nivel de copy, a tope, pero que las tecnologías a veces se me siguen escapando.
Cuando le respondí, fui a mi plataforma de email marketing. Puse el mail de Ana. Y me dijo que sí se había enviado.
Ana me lo confirmó: le había llegado… pero a la maldita carpeta de SPAM. Incluso siendo un email de bienvenida. Incluso habiendo ella dicho, unos minutos antes, “sí, quiero recibir ese email”.
De locos.
Ahora Ana ya tiene mi guía y, de paso, a guardado mi correo para que todos le lleguen a la bandeja de entrada.
No sé, igual vas a tu SPAM y te encuentras 10, 15 o 20 correos míos. Da para una noche entretenida.
Copywriting para negocios turísticos
Un abrazo
Ricardo
PD: No tengo muy claro cómo se guarda un correo, pero te animo a investigarlo. Si quieres, claro.